Yo nunca pude saber qué es la vida
ni entender contra qué estamos jugando.
Mientras tanto nos vamos suicidando
y no sabemos cuál es la salida;
si escapar por la puerta del encanto
o correr hasta darla por perdida.
Como dije antes, somos dos suicidas,
que con la lengua vamos desgastando
las ilusiones, y los lazos fuertes
que nos unen, los puntos de sutura
que cierran las heridas de quererte.
Porque en la piel aun tengo las costuras
de cuando arrancamos, echando a suerte,
los hilos del amor, las ataduras.